Antiguo Cementerio Sefardita de Barranquilla – Historias de vida

Una comunidad que dejó huella en el devenir de la ciudad

“Hay gente con corazón de piedra… hay piedras con corazón de gente”, dice la canción Ha-Kotel, respecto a las piedras del Muro de los Lamentos, lugar sagrado del judaísmo, último vestigio del Templo de Jerusalén.

Según la antigua tradición judía, el alma de una persona permanece por un tiempo en la tumba donde fue enterrada. De ahí la costumbre de poner piedras sobre la lápida como testimonio de nuestra visita, manifestando que ellos están aún presentes.

Algunos, más místicos, sugieren que las piedras evitan que un demonio o un “golem”(*) entre en las tumbas, o que sean abandonadas o profanadas.

Las lápidas de un cementerio guardan historias de vida

Las lápidas de un cementerio guardan historias de vida.  Hay cementerios y tumbas célebres, como la del Rabino Judah Loew, Maharal de Praga, creador del célebre Golem, o la del último Rebe de Lubavitch, Menachem Mendel Schneerson, en el Cementerio Montefiore, en Nueva York, visitado por judíos y no judíos por igual. 

Otros, pequeños y modestos, como el Antiguo Cementerio Sefardita de Barranquilla, guardan historias de vida y los orígenes de una comunidad sefaradí que dejó su huella importante en el devenir de esta ciudad y del país en el ámbito social, político y económico, junto a los valores judíos de respeto, justicia, unión familiar y solidaridad.

Llamado “Año Admirable”, 1492 marcó una ruptura en la manera de pensar el mundo: buscando las Indias, españoles y portugueses encontraron América, el mundo dejó de ser plano, con confines habitados por criaturas monstruosas y el horizonte se amplió, posibilitando viajar en todas direcciones. 

Fue también el año de la “diáspora de Jerusalén en Sefarad”: tras 2000 años de presencia en España, los judíos fueron expulsados por Fernando e Isabel, los Reyes Católicos. Se cree que los primeros judíos que arribaron a Colombia llegaron a América en las carabelas de Cristóbal Colón.  Más tarde, fueron perseguidos por el Tribunal de la Inquisición en Cartagena (1610 hasta 1821), ocultando su fe para protegerse. 

Sólo hasta el siglo XIX hay evidencia clara de la presencia sefardita en Barranquilla. En recompensa por la ayuda económica a la campaña militar de Simón Bolívar de judíos de Curazao y las Antillas, Colombia otorgó, en 1819, a los “miembros de la nación hebrea” el derecho a residir en sus dominios – exclusivamente en la costa Caribe– garantizando su libertad religiosa y derechos políticos. Muchos sefaradíes abandonaron Curazao y se establecieron en el Caribe, desde Coro y Barcelona en Venezuela hasta Santa Marta, Riohacha, Cartagena y Barranquilla en Colombia. En su mayoría eran profesionales – médicos, ingenieros, intelectuales – con buena posición económica.

La llegada de los Cortissoz, Senior, Abisdid, Álvarez Correa, De Sola, Gómez Casseres, Pinedo, López Penha, Rois Méndez, Pereira, Meisel, Sourdis y Salzedo a Barranquilla, junto a otros grupos de inmigrantes, sirio-libaneses y alemanes entre ellos, está ligada a su transformación de pequeño poblado de pescadores en la desembocadura del Río Magdalena, a ser el puerto más importante de Colombia, la ciudad más dinámica y de mayor crecimiento de la costa norte sudamericana, donde floreció una sociedad atractiva, libre de las divisiones sociales, anticuadas y rígidas de Bogotá y Medellín.

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El Antiguo Cementerio Sefardita de Barranquilla, guarda historias
de vida de la ciudad.

Fotos: Clarita Spitz – CSS Art

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Ernesto Cortissoz jugó un importante papel en la creación de SCADTA. Con dos aviones Junkers F-13 traídos de Alemania.

Fotos aéreas: David Cybulkiewicz M.

Judíos pioneros y fundadores de Barranquilla

Como cónsul de Israel en Colombia (1964 – 1966) Mordechai Arbell visitó Barranquilla. Conoció al Senador Samuel De Sola; asombrado por el gran parecido físico entre ambos, éste le contó que era judío. Visitaron el antiguo cementerio sefardita. En una cena en su honor, los 14 invitados presentes, ciudadanos prominentes de la ciudad, eran de origen judío, “hijos y nietos de los pioneros y fundadores de la ciudad”. 

En Barranquilla, Puerta de Oro de Colombia, cuna de la navegación fluvial y de la aviación comercial del país y de la región, parece existir un silencio centenario en torno a la importancia de la presencia judía sefardita en la historia de la ciudad y el país. 

En 1823, Simón Bolívar entregó al judío alemán Juan Bernardo Elbers la primera concesión para navegar en barcos de vapor, comprados a judíos de Nueva York, por el Río Magdalena. Varios correligionarios fundaron otras compañías de transporte fluvial.

Ernesto Cortissoz jugó un importante papel en la creación de SCADTA. Con dos aviones Junkers F-13 traídos de Alemania, fue la primera compañía comercial de transporte aéreo del Continente Americano. La sociedad se constituyó en diciembre de 1919, y Cortissoz fue nombrado su presidente ad honorem. El primer vuelo se realizó entre Barranquilla y Puerto Colombia, llevando 57 cartas. En 1940 se transformó en Avianca.

Educado en Europa, Cortissoz aprendió varios idiomas. Ocupó importantes puestos como la gerencia del Crédito Mercantil, de la empresa del tranvía urbano, y del acueducto de la ciudad. Fue parte del grupo de aficionados que trajo el béisbol al país.  Murió muy joven al estrellarse el avión “Tolima” de Scadta, desde el cual arrojaba volantes para promover el proyecto de Bocas de Ceniza.  El aeropuerto internacional de Barranquilla lleva su nombre.

A Abraham Isaac Senior le atribuyen establecer el primer cementerio judío de la ciudad (1832); prestaba su casa para los servicios religiosos, donde Moisés De Sola, cónsul de los Países Bajos y primer rabino de la comunidad dirigía los rezos y el estudio de la Torá. 

En la política se destacaron David Pereira como Gobernador de la provincia de Barranquilla en 1854 y Evaristo Sourdis Juliao (1905 –1970) político conservador quien fue concejal, diputado, constituyente, ministro, dos veces canciller de la República, jefe de misión ante el Papa y Naciones Unidas, contralor de la República y candidato presidencial en las elecciones de 1970.

En empresas como el acueducto de Barranquilla, construido y puesto en servicio en 1880, el Club Social de Barranquilla y el Banco de Barranquilla, el primero de la ciudad se destacaron Don Jacobo Cortissoz, y Don Jacobo Álvarez Correa.

En 1910 Mordehay H. Juliao abrió una botica en el sector del Boliche, calle 29 con carrera 40, e importaba plantas medicinales de Europa. La Droguería Juliao en su local original se mantiene hasta hoy, con dieciséis sucursales en varias ciudades de la costa.

Algunos sefarditas se destacaron en la cultura y las artes

Contemporáneo de Jorge Isaacs (María, 1867) Abraham Zacarías López- Penha (1865-1927), precursor del modernismo en Colombia, injustamente ignorado por autores y editores de su tiempo, su obra se ha perdido en las brumas literarias del país.  La desposada de una sombra (México, 1902) es considerada la primera novela esotérica de Colombia.    

Su hermano David López Penha tradujo Los genios de Víctor Hugo. Fue dueño del Café La Estrella (por la estrella de David grabada en la puerta), director de la Compañía Colombiana de Transportes, cónsul honorario de Holanda. Los López-Penha crearon el primer cine de Barranquilla y una prestigiosa cadena de librerías.  

El Antiguo Cementerio Sefardita Huella del Pueblo Judio

En Barranquilla de finales del siglo XIX convivían en armonía personas de religiones y costumbres diferentes, pero los cementerios católicos no permitían enterrar judíos o masones.  El Cementerio Hebreo establecido por Abraham Isaac Senior en la Plaza San Mateo, fue incorporado más tarde al Cementerio Universal, fundado en 1867 por los Hermanos de la Caridad como un “cementerio para todos”.

Entre los actos conmemorativos del Descubrimiento de América, España rectificó el Decreto de la Alhambra o Edicto de Granada de 1492, el acta de la expulsión de los judíos de España. Después de 500 años, son nuevamente bienvenidos a la tierra donde años antes vivieron una Edad de Oro de esplendor intelectual y religioso, de eruditos, poetas y filósofos como Maimónides, Samuel Ha-Nagid, Moses ibn Ezra, Solomon ibn Gabirol y Judah Halevi.

Los inmigrantes sefarditas dejaron una honda huella en la historia de Barranquilla y Colombia.  Desafortunadamente, ya no hay quien diga kaddish por ellos.  Sus descendientes se perdieron para el Pueblo Judío.

(*) GOLEM – Folclore medieval y mitología judía: ser animado fabricado a partir de materia inanimada (barro, arcilla o material similar) que carece de alma.

 

Por: Clarita Spitz: mexicana de nacimiento y barranquillera por adopción. Magister en Educación con énfasis en Estrategias Educativas para la Biblioteca y el Salón de Clases, Vermont College – Norwich University, Montpellier, VT.

*Este artículo fue publicado originalmente en la revista Salomón América / Edición 112 / Febrero – Marzo 2019

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