Islas de Providencia y Santa Catalina belleza raizal para visitar
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Declaradas Reserva de la Biosfera por la Unesco
Las islas de Providencia y Santa Catalina, declaradas Reserva de la Biosfera por la Unesco, es el único destino en el caribe colombiano, que apuesta por el turismo nativo, conservando las raíces de la comunidad raizal, que vienen de África, Europa y el Caribe.
Este archipiélago en su conjunto fue declarado en el 2000 por la Unesco como Reserva de la Biosfera, gracias a los atributos culturales, naturales e históricos, la costa oriental presenta un extenso arrecife de barrera de unos 32 km, que es el tercero más extenso después de Australia y Belice. Es una belleza natural que se puede apreciar desde la cima de Cayo Cangrejo.
Conservar la esencia de la cultura raizal y su turismo debe ser la gran apuesta de los colombianos para apoyar a sus comunidades que siguen luchando por salir de la destrucción que dejó el paso del poderoso huracán Lota (categoría 5), en el océano Atlántico en noviembre del 2020 cuando el mundo era azotado por la pandemia Covid.
Tres años después del feroz paso de Lota, los raizales siguen levantando sus cabañas para atender a los turistas que llegan a estas islas que son un tesoro, una belleza de la naturaleza con su mar imponente, las montañas, los arrecifes, las historias de los corsarios, los fantasmas y ante toda la cultura Raizal, que es la esencia de este territorio insular.
Santa Catalina, un territorio para conectarse con cultura raizal.
Pero a la crisis que dejó el huracán Lota, se suma la caída vertiginosa del turismo en toda la isla de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, por la suspensión de vuelos de las aerolíneas denominadas de bajo costo. La isla pasó de recibir 34 vuelos diarios a ocho.
Un ejemplo de la pujanza de los raizales es el caso de Zunny Orozco, que fue una de las damnificadas del huracán Lota que arrasó su posada raizal en Santa Catalina: “Miss Francias Home – Hotel Gallery”, quien después de secar sus lágrimas empezó de nuevo y en el 2023 la cabaña volvió abrir sus puertas para los visitantes.
“Estamos abiertos y dispuestos a recibir todo aquel viajero que quiere conectarse con la cultura raizal, que conviva con nosotros, que aprecie los recursos naturales, somos un destino único, porque así lo podemos conservar, de lo contrario sería otra isla de lujo del caribe. Nuestra gran apuesta es seguir manteniéndolo tal cual, en su estado natural, en este estado nativo”, afirmó.
Así como Zunny Orozco, hay otros raizales que siguen levantando sus cabañas en Providencia y Santa Catalina, manteniendo sus colores, su arquitectura y ante todo su cultura.
Los raizales son una comunidad que tienen su propia lengua y cultura desarrollada a partir de sus raíces africanas, europeas y caribeñas. Sus raíces culturales afro-anglo-antillanas que se manifiestan en una fuerte identidad cultural que se diferencia del resto de la población colombiana.
El hospedaje en este territorio está basado en el turismo comunitario, donde el visitante puede convivir con los raizales, vivir el día a día y conocer cómo se preparan por ejemplo un plato de “rondón” o de cangrejo negro”.

Tres años después del feroz paso de Lota, los raizales siguen levantando sus cabañas para atender a los turistas.
Foto: Cortesía Miss Francias Home

El hospedaje en este territorio está basado en el turismo comunitario.
Foto: Cortesía Miss Francias Home

El archipiélago en su conjunto, fue declarado por la Unesco como Reserva de la Biosfera en el año 2000.

La trenza hace parte de la identidad cultural de los raizales.

Cangrejo, uno de los platos que ofrece la gastronomía de Santa Catalina.

Conservar la esencia de la cultura raizal y su turismo debe ser la gran apuesta de los colombianos.
Raizales es una comunidad arraigada en su cultura
Arelis Howard es una de las líderes de la comunidad que más conoce la historia de estas dos islas, y a la vez es una defensora de la “Posada Raizal” y trabaja por empoderar a sus seis mil habitantes para que entiendan que pueden ofrecer un turismo nativo, que el visitante se conecte con su cultura y la naturaleza.
“Somos un proceso histórico -explicó- somos cultura, somos medio ambiente, somos historia. Somos una isla que mucha gente no conoce porque en el mapa somos un solo punto, pero tenemos mucho que ofrecer: descanso, tranquilidad, conexión con la naturaleza, con su comunidad raizal que es una comunidad arraigada en su cultura, en sus espacios, con su música, ritos y gastronomía”.
Los servicios turísticos que “ofrecemos -dijo- están enfocados en lo que la comunidad local le puede ofrecer al visitante”, desde el momento que llega al muelle o al pequeño aeropuerto hasta que finaliza su estadía en la isla”.
En Providencia y Santa Catalina se puede dormir con las ventanas abiertas, no hay acoso de vendedores ambulantes en las playas, el turista puede estar tranquilo porque hay un trabajo de seguridad y prevención coordinado entre la Policía y la comunidad.
El turista, después de tres o cinco días de disfrutar la naturaleza, el mar, los arrecifes, la música, la gastronomía, puede terminar su estadía en una playa de arena fina y apreciar cada peinado de las mujeres de la isla que tienen su propio significado. Una trenza puede ser una montaña, un sendero, una ruta por donde escaparon los esclavos. La trenza hace parte de la identidad cultural de los raizales.
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