CBP – Puerto Inírida.
Parece una isla en la selva Amazónica.
La pandemia cambió la vida de muchas personas y también me toco a mí, sentí la necesidad de transformar el estilo de vida y afortunadamente me llegó una propuesta de viajar a la ciudad de Inírida, un lugar totalmente desconocido y no la tenía dentro de mi percepción de la geografía colombiana.
La decisión llegó, no pensé mucho la oportunidad de vivir en Inírida, fue algo intuitivo, mi corazón se aceleraba cada vez que pensaba en esta oportunidad y aquí estoy. Llegué en pleno pico alto de la pandemia con todas las restricciones y exámenes requeridos, un viaje largo, pero con propósito.
Cuando vi el bello paisaje de la selva imponente y aquellos ríos majestuosos; solo pensaba en una caída mientras sobrevolaba la verde selva en la pequeña avioneta. Logré tranquilízame y disfruté el resto del viaje, no me había sentido tan feliz en tanto tiempo, era una conexión mágica con mis raíces y con mi amor que allí me esperaba seguramente ansioso.
Y aquí estoy… ¡No lo podía creer! Era como llegar a un país diferente, parece una isla en la selva, tierra rodeada de muchas aguas, selva, gente trabajadora; indígenas y blancos (así nos llaman los indígenas), lo más cautivante es la tranquilidad de los paisajes, la serenidad de los atardeceres y la sonoridad de los pájaros, eran muchas cosas a la vez que mi cerebro estaba asimilando con tanto colorido y belleza.
Conocí un bello proyecto y varias comunidades indígenas a través de mi compañero; varias comunidades que se mueven y se conectan principalmente a nivel fluvial por los ríos Guaviare, Orinoco, Inírida y Uva. Por eso la llaman la estrella fluvial de Inírida departamento del Guainía, donde confluyen los ríos: Guaviare, Inírida y Atabapo, que desembocan en el Orinoco (el tercero más caudaloso del mundo).
Esto que les voy a compartir son vivencias de mi compañero Juan Carlos Silva – biólogo especialista en agricultura biodinámica – en las que lo acompaño, comprometido hasta los tuétanos con este maravilloso proyecto que se está implementado gracias al apoyo de 10 comunidades indígenas de las etnias: Piapoco, Piaroa, Sikuani, Curripacos y Cubeo.
Es un proyecto agroforestal: cultivo de cacao, plátano y abarco como especie maderable, que beneficia a 100 familias en un área de 100 hectáreas (una hectárea por familia). MEDIAMOS es la organización que ejecuta este proyecto que nace de la necesidad de fortalecer la seguridad alimentaria de estas comunidades indígenas y generar un negocio productivo que les suministre ingresos económicos.
MEDIAMOS es una empresa privada de Cali, dedicada a proyectos de desarrollo ambiental y educación. Desarrolla un proyecto de venta de bonos de carbono por conservación de los bosques primarios con los indígenas del RIU-SM (Resguardo Indígena Unificado – Selva Mataven) que se llama «REDD+RIU-SM».
Estas comunidades hacen uso permanente de lo que les da la naturaleza, aprovechan material vegetal como lianas, bejucos, maderas, semillas, arcilla para elaborar utensilios domésticos, de caza y herramientas en sus actividades cotidianas.
Los indígenas son gente sencilla, no son acumuladores de cosas como el blanco, y por su esencia de nómadas tienen lo indispensable para vivir: sus ollas, sus arcos y flechas, la hamaca y lo que tienen puesto, esto ha sido una gran enseñanza para los apegos que cargamos los blancos.
El proyecto de cacao se pensó para que participara toda la familia, el área de cultivo los Indígenas lo llaman conuco, el cual es muy importante para la comunidad porque es allí donde se cultivan los alimentos, principalmente la yuca amarga que es la base de su alimentación y es la mujer la que está al frente de este conuco.
La comunicación con las diferentes etnias no ha sido un obstáculo para trabajar, algunos entienden nuestro castellano, nosotros poco de su lengua étnica, pero lo que prevalece es el deseo de continuar aprendiendo. El aprendizaje es mutuo… y continuamos en armonía con esta bella tierra.
Por: Luz Adriana Torres / Administradora de Empresas
Asesora en creación de empresas de economía solidaria
Fotos: Luz Adriana Torres – Juan Carlos Silva
@Colombiabellezapura