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CBP – Vichada
Selva Matavén: primera reproducción en cautiverio de pez ornamental Amazónico
Proyecto en Amazonía colombiana que cultiva vida: peces, saberes y sostenibilidad
La primera reproducción en cautiverio del pez ornamental conocido como Rineloricaria Formosa, en la selva de Matavén, en la Amazonía colombiana, no solo marca un hito técnico, sino que representa una sinfonía entre ciencia, saber ancestral y conservación territorial.
La primera reproducción nace del Proyecto Productivo de Cría de Peces Ornamentales en Cautiverio, iniciado en 2021 en convenio con la Fundación para la investigación y el desarrollo sostenible (FUNINDES) del proyecto REDD+
La primera reproducción nace del Proyecto Productivo de Cría de Peces Ornamentales en Cautiverio, iniciado en 2021 en convenio con FUNINDES (Fundación de Investigación y Desarrollo de la Universidad Simón Bolívar).
En esta iniciativa participaron familias de Pueblo Nuevo Zama, La Urbana y Pueblo Escondido, “quienes, desde su conocimiento y vínculo con el agua, impulsan una nueva forma de relacionarse con su entorno: conservando y generando ingresos al mismo tiempo”.
El director del laboratorio, el zootecnista Rubén Darío Morales Gamba, con máster en Acuicultura y doctorado en Zoología, explicó a CBP que este “proyecto es pionero en la región y lleva poco menos de dos años en lo que se refiere a investigación de reproducción en cautiverio (primera fase)”.
La segunda fase es un “desescalamiento de la tecnología y una adaptación a una tecnología más simplificada para pasarla a los indígenas”.
Después de esta segunda etapa, Morales Gamba cree que se puede tener una proyección más acertada sobre la producción de la Rineloricaria Formosa, conocida comúnmente como “cuchas”
La pesca de las comunidades indígenas de la selva del Mataven
Durante generaciones, las comunidades han comercializado peces ornamentales. Pero sin acceso a técnicas adecuadas ni opciones sostenibles, esta práctica ponía en riesgo las especies y sus hábitats. Hoy, ese panorama está cambiando.
El Proyecto REDD+ Matavén creó el primer laboratorio en Matavén para desarrollar técnicas de reproducción en condiciones controladas. Una vez validadas, estas se comparten con las comunidades, quienes aprenden a reproducir los peces, reduciendo la dependencia de la captura silvestre.
De esta forma, el conocimiento científico se une al saber tradicional para construir una acuicultura sostenible y adaptada al territorio.
Morales Gamba- especialista en fisiología y morfología reproductiva de peces y elasmobranquios- dijo que “las comunidades indígenas de la selva del Mataven, a pesar de no tener una pesca ornamental como una actividad ancestral han desarrollado técnicas de pesca para la captura de peces que están en estas áreas”.
Explicó que, a pesar de que las comunidades indígenas saben manejar las especies, no habían trabajado en los procesos de comercialización y mantenimiento de los peces. Por lo que, “el proyecto les ha llevado herramientas para el acopio en las comunidades”.
El proyecto ofrece herramientas para el transporte que sean adecuadas a los peces y conocimiento en lo que se refiere a la calidad del agua y a los animales.
Los diferentes actores se “han involucrado, no solo por la parte comercial, sino también por la preservación, porque ellos entienden que el recurso se está agotando y las comunidades pueden cambiar ese modelo”.
Además, las mujeres indígenas también se han involucrado. Aclarando que, «dependiendo de la etnia, las mujeres pueden participar en la actividad de peces ornamentales. Pero las mujeres se han visto interesadas en involucrarse, realizando la red de pesca, jaulas para el nido de los peces o incluso, nidos de postura. Cada vez más, las mujeres buscan involucrarse», enfatizó el director del laboratorio.
La importancia de esta primera reproducción en cautiverio de Rineloricaria Formosa, es porque “esta pequeña cucha representa mucho más que un pez: Ayuda a reducir la presión sobre los ríos, protegiendo ecosistemas vitales; permite conservar especies endémicas y abre camino a nuevas oportunidades económicas sostenibles para las familias indígenas.
El nacimiento de Rineloricaria formosa en cautiverio” es más que un hito técnico, es una muestra del poder de la colaboración, del liderazgo indígena y del compromiso con la vida”.
La Rineloricaria formosa es importante no solo por su valor intrínseco como especie, sino también por su papel potencial en la conservación de la biodiversidad acuática, el desarrollo de prácticas de acuicultura sostenibles y la generación de beneficios económicos para las comunidades locales.
El centro de investigación en la selva Mataven, se encuentra localizado en la ciudad de Inírida, departamento del Guainía, al este de Colombia, dentro de la región Amazonia,
Este centro consta de dos instalaciones. La primera es el laboratorio de reproducción, donde se adelanta la investigación de la reproducción de más de 10 especies.
En el centro hay tres baterías de acuario de 30 litros, provistas de filtros de espuma y también otras de 80 litros adaptados con filtros de espuma, otros con filtros cascada para la reproducción de especies como Loricáridos y algunos Tetras».
Por otro lado, agregó Morales Gamba: “manejamos una batería de acuario de 180 litros. Estos están adaptados con filtros tipo esquinero, donde mantenemos peces escalares, y fomentamos la reproducción de Loricáridos y tetras.”
En el laboratorio, también hay ambientes naturales adaptados al espacio natural de especies como Rinoralicario Formosa y algunos como el Mataguaro Enano.
La segunda sección del Centro de Investigación corresponde al Centro de Acopio, espacio destinado al almacenamiento previo a la comercialización de las especies.
Esta área cuenta con una batería de acuarios de 60 litros, todos interconectados mediante un sistema de recirculación continua, equipado con filtros biológicos y filtros de luz ultravioleta, lo que garantiza condiciones óptimas de calidad del agua y bienestar animal.
La sección de cuarentena tiene más de 15 tanques equipados con sistemas de filtración y oxigenación constante, diseñados para garantizar condiciones óptimas de aislamiento y salud animal.
Además, el laboratorio dispone de una línea de producción especializada en el cultivo de alimento vivo, centrada en la Artemia salina, un microcrustáceo de alto valor nutricional ampliamente utilizado en larvicultura y alimentación de especies de pequeño porte.
Paralelamente, se ha desarrollado una línea de engorde de Artemia destinada a la alimentación de peces de mayor tamaño, como el Escalar Altum (Pterophyllum altum), una variedad de pez ángel que puede alcanzar hasta 30 cm de altura y requiere condiciones específicas para su desarrollo.
Morfología de la Rineloricaria Formosa, especie nativa de agua dulce
La Rineloricaria formosa es una especie nativa de pez de agua dulce de América del Sur, presente en las cuencas del Orinoco y el alto Amazonas (Brasil, Colombia y Venezuela), perteneciente a la familia Loricariidae, conocida comúnmente como “cuchas” o “peces gato acorazados”.
Este vertebrado acuático se caracteriza por su cuerpo alargado, cubierto de placas óseas, y por su boca en posición ventral, adaptada para adherirse a superficies.
Tamaño: Los machos pueden alcanzar hasta 15,2 cm de longitud total, aunque el promedio general del género Rineloricaria es de unos 13 cm.
Forma del cuerpo: Son peces largos y delgados, con un pedúnculo caudal muy fino que les da la apariencia de un «látigo», característica que les da su nombre común.
Placas óseas: Como la mayoría de los Loricariidae, están cubiertos por placas óseas, lo que les confiere una armadura protectora.
Boca succionadora: Poseen una boca con forma de disco succionador, típica de los peces gato de fondo, lo que les permite adherirse a superficies y raspar alimentos.
Coloración: Generalmente, su coloración es de marrón claro con manchas más oscuras, que les ayuda a camuflarse en su hábitat natural. Algunas especies de Rineloricaria pueden adaptar su color al fondo.
Aletas: Tienen una aleta dorsal erguida y una aleta caudal que a menudo presenta una prolongación en la parte superior, característica del «látigo».
Por. Edelmiro Franco V
Fotos- Cortesía Proyecto REDD+ Matavén
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